Mi historia
Ser canalizadora no fue un objetivo buscado en mi vida, ni fue una decisión premeditada, fue más bien un encuentro fortuito que acabó en enamoramiento.
Podría decir que canalizar a otras personas y enseñarles a hacerlo es el mayor acto de amor que me he demostrado a mí misma. Porqué para llegar a ello tuve que derribar muros de mis propias creencias, aceptar miedos, transitar lutos y acoger nuevos descubrimientos, por muy surrealistas que fueran. En definitiva, tuve que soltar, dejar fluir, dejar ser sin juzgar, accionar desde la pura intuición sin saber qué pasaría. Fue un acto de fe hacia lo que sentía que debía ser. Hacia lo que me hacía sentir alineada. Y eso para mí es una demostración de amor hacia una misma y hacia el universo.
Y desde ahí es desde donde canalizo, desde ese amor y respeto por el camino de cada persona. Respeto por sus aprendizajes, sus herencias, sus talento, sus retos y sus tiempos. Y amor porqué si no te enamoras de la otra persona no puedes establecer el vínculo necesario para transmitirle las palabras y la energía necesarias. Pero eso sucede solo.
.
Mi visión
Para mí la escucha y la creatividad son mi alimento. Desde la perspectiva del tiempo puedo reconocer que siempre he estudiado y he trabajado, practicado disciplinas que requerían mucha empatía y observación, pues entender el fluir de la vida siempre ha sido un misterio para mí. Y la creatividad, ya que el movimiento hacia la evolución solo es posible creando, inventando, expresando, abriendo el corazón y mostrándolo a uno mismo o al mundo. Ahora sé que estos dos aspectos son claves en mi manera de canalizar.
Desde mi experiencia vivir pudiendo canalizar es vivir con los pies en la tierra, sentir que formas parte de un todo con un fluir y un devenir orgánico te hace posicionar en la vida con una mirada más panorámica, más comprensiva, más calmada y más placentera. Para mí es mi camino para sentirme alineada y espero que pronto puedas descubrir qué es para ti.